Realidad Devoradora: El Consumo en la Era Digital
En este tablero infinito que se despliega ante nosotros, cada clic, cada desplazamiento por la pantalla, se asemeja al movimiento calculado de un peón en el ajedrez de la era digital.
Avanzamos, paso a paso, consumidos por el brillante espejismo de contenido que promete, pero rara vez cumple, llenar el vacío de nuestras existencias. Como jugadores obsesivos, nos dejamos seducir por la promesa de una victoria inminente, una revelación que siempre parece estar a un movimiento de distancia, sin darnos cuenta de que, en realidad, somos más peones que reyes en este juego.
La lección que el ajedrez nos enseña aquí es tanto elegante como desalentadora: cada pieza, desde el humilde peón hasta la poderosa dama, tiene un papel que jugar, limitado por reglas que dictan su movimiento y su destino.
En la vorágine del consumo digital, olvidamos que, al igual que en el ajedrez, nuestras acciones están delimitadas por las reglas impuestas por aquellos que diseñan el juego. Nos movemos en patrones predecibles, consumiendo lo que se nos presenta, sin cuestionar quién controla el tablero. Pero aquí reside la verdadera maestría: en reconocer nuestra capacidad para pensar varios movimientos adelante, para anticipar y, tal vez, para cambiar el juego mismo. No es suficiente con ser meros espectadores o peones en esta partida; la clave está en aprender a ser estrategas, conscientes de cada movimiento, capaces de ver más allá de la inmediatez del próximo clic. Solo entonces podremos esperar encontrar significado y valor en un mundo devorado por el consumo superficial.
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